Una mirada casi crítica a la realidad. Siendo la realidad una acumulación de estupideces que empiezan a amontonarse de una forma realmente inquietante.
"The intelligence of the planet is constant, and the population is growing". Arthur C. Clark

sábado, 23 de octubre de 2010

¿Quién fue el culpable de esto?



¿Quién tiene la culpa de lo sucedido en Hungría? Pues según los bienpensantes, los responsables son los ejecutivos de la Magyar alumínium Termelö és Kereskedelmi Zrt. (MAL), esos que con tal de obtener mayores beneficios reducen las medidas de seguridad hasta tal punto que se demuestran ineficaces y causan una catástrofe. Esto no hay quién lo discuta, es obvio que estos despreciables e irresponsables codiciosos comparten la mayoría de la culpa en lo sucedido.

Los no tan bien pensantes pueden ir un poco más allá, pueden llegar a los que no pusieron freno a los codiciosos. Al estado, al gobierno, a los señores que hacen las leyes y velan por nuestra seguridad, esos que se dan tanta prisa en multar un vehículo mal aparcado o con el ticket de la hora pasado: Para evitar que el ciudadano estacione su vehículo sin pagar el correspondiente sobre-impuesto (porque ya nos cobran bien la propiedad del vehículo, la compra de combustible, la inspección técnica… y en general todas las tasas que quieran inventarse) son veloces y efectivos, ponen uno o incluso dos agentes por cada 6 calles pintadas de azul, pero no son capaces de mantener un número eficaz de agentes que controlen las actividades de las industrias que son susceptibles de provocar un desastre ecológico y que demuestran ser un riesgo para todos los seres vivos de la zona en la que se encuentran.
Es posible controlar a millones de ciudadanos con ejércitos de policía armados con boletines de multas, pero ¿no es posible controlar a un puñado de estas empresas?
Después de que los desastres ocurren es cuando se descubren las conexiones que imposibilitan la efectividad de estas medidas preventivas; en este caso concreto de la MAL Zrt. resultó que el presidente de la compañía, Lajos Tolnay, tenía negocios con el ex primer ministro del país Ferenc Gyurcsány, y entonces te lo vuelves a plantear; es posible que el país disponga de ese número de inspectores de industria (posible), pero que estos recibieran instrucciones de no acercarse a ciertos negocios de ciertos amigos.
Nos encontramos entonces con otra responsable del desastre, la corrupción, y como dice un filósofo conocido mío sabedor de la situación actual húngara: “Aquí los políticos son tan corruptos que andan cargando un colchón a la espalda para no perder la ocasión, si se les presenta, de dejarse follar a cambio de dinero”.
Y si el estado tiene responsabilidad por la falta de medios y los políticos por su nivel de corrupción, entonces, los muy mal pensantes o, más bien los pesimistas y descontentos en general, no podrán evitar pensar en los últimos responsables de todo esto. Los votantes que eligieron a estos políticos que formaron este gobierno (o el anterior, que como dijo un ilustre presidente: La misma mierda son. Habiendo tenido que decir: la misma mierda somos. Para incluirse en tal afirmación) que no controló a esas empresas.
Evidentemente hay niveles diferentes de culpa, los ciudadanos votan convencidos de que su opción política es la mejor y que sus elegidos dirigirán el país de forma honesta. Su culpa es la credulidad, la ignorancia y/o la ceguera. No se puede culpar a un niño por romper un juguete si no le enseñas a leer las instrucciones. Y cuando escribo niño quiero escribir los ciudadanos que votan, con romper un juguete me refiero a votar al partido de siempre (llámese PP-PSOE o FIDESZ-MSZP) y cuando escribo enseñar a leer lo que quiero significar en realidad es aprender a pensar de manera objetiva.
Creo que la culpa de la gente en este caso en concreto es mínima, porque efectivamente los votantes votan a un partido que presenta un programa de acciones y el problema es que después los partidos no cumplen ni el 10% de esas promesas que vendieron en forma de programa. Pero los ciudadanos culpa tienen, porque ya han tenido tiempo de aprender esto, pero siguen votando y alimentando la ilusión.
Respecto a los gobiernos, ¿qué decir que no se haya dicho ya? Si tengo que mirar para otro lado con tal de que te salga rentable instalar tu fábrica en mi país y no en el país de al lado y contrates a mi gente y no a la gente del otro país, pues se hace y ya está. Y ya que me pongo a mirar para otro lado y no veo que la balsa de desechos tóxicos está al doble de su capacidad, pues ¿que menos que un generoso regalo de navidad sin importar que no estemos en diciembre?
Así que me hago una somera visión de las culpabilidades de la gente y de los gobiernos y sus gobernantes, mas de la culpa de la empresa no pienso hablar, porque no me merece la pena robarle horas al sueño para exponer razones tan evidentes.

1 comentario:

pasabaporaqui dijo...

P'a qué voy a comentar yo algo sobre la actitud de los responsables si ya lo ha dicho todo Vergara:

http://blogs.publico.es/vergara/2533/barro-rojo/