Vivo en un piso viejo de un edificio antiguo construido en la época comunista, pero si me asomo por la ventana veo casas nuevas y lujosas, apartamentos amplios con jardines privados y en las calles veo aparcados muchos vehículos lujosos. Puedo vivir en el barrio rico de Budapest porque el alquiler de mi piso no es alto.
Mi casero me contó que hace unos años ponía carteles ofreciendo clases particulares de música en los colegios cercanos y conseguía alumnos en el plazo de una semana, ahora, después de volver de un largo viaje no consigue ni uno solo.
Creo que desde que estalló la crisis se ha instalado en la mente de muchas personas cierta obsesión por el ahorro que puede estar justificada en un número importante de casos, pero en otros no es más que la respuesta a una publicidad que afecta a las necesidades individuales; publicidad como la que está destinada a la compra de un televisor nuevo de último diseño. Así que la gente ahorra y actúa respondiendo de la manera que se supone que debe responder.
Este cambio de pensamiento o de forma de actuar respecto a años anteriores puede verse muy claramente en la gráfica siguiente.